domingo, 10 de mayo de 2015

¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?



Antes que nada quiero pedir disculpas a la legión de seguidores de este blog por mi prolongada ausencia. Ha sido más de un mes alejado de los ruedos debido a momentos de agobio laboral y a ciertos problemillas familiares, afortunadamente superados.

Vamos a meternos ahora en harina.


Las últimas semanas han sido buenas para los amantes del bueno y viejo rock’n’roll de la ciudad de Madrid.


El pasado día 23 el maestro José María Sanz Beltrán, más conocido como Loquillo, presentaba en el foro su último disco. Una “puta macarrada”, como él mismo lo definía en una entrevista, en que recupera algunas de sus viejas canciones y las toca en formato rockabilly.


Para los que de jóvenes hemos llevado las botas, la chupa de cuero y el tupé es una auténtica delicia, una delicatesen de las que de vez en cuando te regala la vida, y si el disco es bueno, la puesta en escena del Loco, con una banda clásica de rockabilly (los Nu-Niles) con sus guitarras, contrabajo y coro de doo-wop fue sencillamente espectacular.


Ayer, 9 de mayo, los Burning (ojo, no extranjerizar el nombre pronunciando “barnin” o “bernin”, la u se pronuncia como tal) celebraron un curioso día de difuntos, casi con una celebración a lo mexicano. Tal día como ayer de 1991 moría Toño Martín, el primer cantante del grupo y seis años después, el mismo día, se nos iba el mítico Pepe Risi, guitarra y cantante de la banda de La Elipa.


Pues ayer la actual formación de los Burning, liderada por el incombustible Johnny Cifuentes, celebró sus 40 años en esto del rock con un pedazo de concierto que no se lo salta un camello dopado. Impresionante puesta en escena y un repertorio repleto de clásicos que, juntos, nos dieron una noche increíble, inolvidable, apoteósica… todo lo que se diga es poco.


En ambos casos tuve la ocasión de ver lo que podríamos definir como “un pulpo en un garaje”, es decir, alguien que va vestido como para una fiesta en casa del embajador (con su Ambrosio y su bandeja de Ferrero Rocher incluidos) y que están tan fuera de sitio como Lenin en una procesión de Semana Santa (si se me permite la comparación).


En el concierto de rockabilly, a donde, por supuesto, fui pertrechado con mis botas tejanas con estribos, como mandan los cánones, apareció una criatura con una especie de vestido de cóctel verde, unos taconazos del carajo, vamos, lo que viene siendo preparada para la ocasión… si la ocasión hubiera sido una entrega de premios en el Círculo de Bellas Artes, un desfile de la Pasarela Cibeles o una noche de estreno en el Teatro Real.


Ayer, viendo a los Burning, de pronto, apareciendo sorpresivamente por detrás, al grupo en el que yo iba se nos colocaron delante tres mujeres de sexo femenino u opuesto al mío, de mediana edad (los 45 no los cumplían ya) y vestidas súper ideales con sus camisas, sus foulards al cuello, sus pantalones de pinzas, sus zapatos de medio tacón… Yo creo que se habían equivocado. En los paneles de la entrada del antiguo Palacio de los Deportes de Madrid pude ver anunciado para fechas venideras un concierto de Spandau Ballet (sí, has leído bien querido lector) y para mí que estas criaturas confundieron las fechas.


De otra forma no se explica qué hacían en un sitio que se veía a la legua que les resultaba incómodo. Allí se vendía cerveza (y en esas aglomeraciones la cerveza se cae, reconozcámoslo), se cantaba a voz en cuello, se dan palmas, se salta, se baila, vamos, lo que viene siendo el paquete completo de comportamiento de concierto.


Si tú vas andando sobre el suelo mojado y pegajoso de cerveza con la misma cara de asquito que si te obligasen a comer insectos vivos y miras a todo el que salta, grita, canta y baila a tu alrededor con cara de “¡Dios mío! Estoy en mitad de una tribu de bárbaros, temo por mi integridad” (y ojo, que el grupo de Teruel que pululaba por los alrededores de dichas señoritas y de mi grupo eran muy majos pero quizá un “pelín” demasiado intensos, o demasiado cargados, incluso para la ocasión) es que estás donde no debes e incluso posiblemente donde no quieres.


Ojo, respeto absoluto para todo y para todos. Que cada uno vaya a donde quiera en las condiciones que quiera, pero sabiendo que te tendrás que adaptar a lo que te encuentres y que las miradas de recelo, asquito, desconfianza, están de más.


Yo me pongo mi traje y mi corbata cuando voy a trabajar y me reúno con clientes; me pongo mi camiseta y/o mi bufanda rojiblanca cuando acudo al Calderón; y en ambas ocasiones adapto mi actitud y mi comportamiento a lo que se considera correcto en cada ocasión, no es que busque pasar desapercibido, pero tampoco quiero dar la nota, ni por exceso ni por defecto.


Nada más propio para terminar esta entrada que la más mítica de las canciones de los Burning, compuesta por el trío Risi, Toño, Johnny y que ha dado título a esta entrada:


¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?

¿Qué clase de aventuras has venido a buscar?

Los años te delatan, nena, estás fuera de sitio

Vas de caza a quién vas a atrapar

No utilices tus juegos conmigo

Mujer fatal, siempre con problemas
Mujer fatal, este no es tu sitio