viernes, 20 de febrero de 2015

¡Bienvenidos!



Hola


Como persona con una educación tradicional en un colegio de curas he sido instruido en que lo primero que se hace al iniciar una conversación, aunque de momento vaya a ser unilateral, es saludar.


Luego conviene presentarse, no vaya a ser que alguien te tome por lo que no eres y, a estas alturas de la película, no está uno para enredarse en una guerra de desmentidos, dejemos eso para los profesionales del ramo.


Pues, como el astuto lector habrá notado por el uso del género en adjetivos y determinantes, soy un hombre de una edad indeterminada, si bien, por estadística pura, puede decirse que estoy ya en la segunda parte del partido que todos jugamos contra el tiempo, pese a que sepamos de antemano que es un partido que inevitablemente vamos a perder sin posibilidad de llegar a la prórroga ni mucho menos a los penaltis.


Vivo en Madrid y con eso ya debería estar todo dicho pero, para los que no conozcan mi ciudad decir tan sólo que es una ciudad que te agobia, que te vuelve loco, que te desespera, que te machaca, incluso, parafraseando la famosa frase de la movida madrileña puede decirse que Madrid te mata… pero no la cambiaría por ir a vivir a ninguna otra ciudad del mundo.


Ahora lanzo una pregunta al aire y no pretendo que nadie me la conteste porque es casi más una pregunta para mí: ¿por qué me meto yo a esto de escribir un blog?


Podría decir que considero que mi experiencia vital me ha hecho adquirir vastos (y bastos) conocimientos y que, movido por un altruismo sin límites y un infinito amor por el género humano, he pensado que alguno de dichos conocimientos puede ayudar a algún joven, aún en los primeros minutos del partido con el tiempo del que ya hemos hablado, para evitar cometer errores que ya cometieron sus mayores y que generosamente han compartido con él desde la que podríamos llamar la atalaya de su sabiduría (y desde aquí doy las gracias a la persona forjadora de dicha expresión).


Pero seamos sinceros, en realidad esto es un pique. Conoces a alguien que tiene un blog, lees, sigues, comentas con esa persona en su blog y repentinamente piensas ¿por qué jugar siempre en campo contrario? (vale, lo reconozco, me gusta el fútbol).


Pues aquí queda abierto e inaugurado mi “estadio”. Se encienden las luces, suena el himno y enfilo el túnel de vestuarios hacia el campo para jugar alguno de los partidos dialécticos en campo propio.


Abrigaos, los partidos serán mayormente nocturnos y por mi experiencia de muchos años yendo al fútbol, el frío te termina mordiendo.


Yo mientras me quedo mirando a la grada escuchando alguno de los muchos himnos que he ido atesorando a lo largo del tiempo (ya os daréis cuenta de que otra de las pasiones que tengo es la música).


Para este comienzo no se me ocurre ningún himno mejor que una de las mejores canciones (si no la mejor) que se han escrito desde la noche de los tiempos:



Together, Wendy, we can live with the sadness

I’ll love you with all the madness in my soul

Someday, girl, I don’t know when

We’re gonna get to that place where we really want to go

And we’ll walk in the sun

But ‘till then, tramps like us, baby,

We were BORN TO RUN


¡Bienvenidos!

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