Hola
Como persona con una educación tradicional en un colegio de
curas he sido instruido en que lo primero que se hace al iniciar una
conversación, aunque de momento vaya a ser unilateral, es saludar.
Luego conviene presentarse, no vaya a ser que alguien te
tome por lo que no eres y, a estas alturas de la película, no está uno para
enredarse en una guerra de desmentidos, dejemos eso para los profesionales del
ramo.
Pues, como el astuto lector habrá notado por el uso del
género en adjetivos y determinantes, soy un hombre de una edad indeterminada,
si bien, por estadística pura, puede decirse que estoy ya en la segunda parte
del partido que todos jugamos contra el tiempo, pese a que sepamos de antemano
que es un partido que inevitablemente vamos a perder sin posibilidad de llegar
a la prórroga ni mucho menos a los penaltis.
Vivo en Madrid y con eso ya debería estar todo dicho pero,
para los que no conozcan mi ciudad decir tan sólo que es una ciudad que te
agobia, que te vuelve loco, que te desespera, que te machaca, incluso,
parafraseando la famosa frase de la movida madrileña puede decirse que Madrid
te mata… pero no la cambiaría por ir a vivir a ninguna otra ciudad del mundo.
Ahora lanzo una pregunta al aire y no pretendo que nadie me
la conteste porque es casi más una pregunta para mí: ¿por qué me meto yo a esto
de escribir un blog?
Podría decir que considero que mi experiencia vital me ha
hecho adquirir vastos (y bastos) conocimientos y que, movido por un altruismo
sin límites y un infinito amor por el género humano, he pensado que alguno de
dichos conocimientos puede ayudar a algún joven, aún en los primeros minutos
del partido con el tiempo del que ya hemos hablado, para evitar cometer errores
que ya cometieron sus mayores y que generosamente han compartido con él desde
la que podríamos llamar la atalaya de su sabiduría (y desde aquí doy las
gracias a la persona forjadora de dicha expresión).
Pero seamos sinceros, en realidad esto es un pique. Conoces
a alguien que tiene un blog, lees, sigues, comentas con esa persona en su blog
y repentinamente piensas ¿por qué jugar siempre en campo contrario? (vale, lo
reconozco, me gusta el fútbol).
Pues aquí queda abierto e inaugurado mi “estadio”. Se
encienden las luces, suena el himno y enfilo el túnel de vestuarios hacia el
campo para jugar alguno de los partidos dialécticos en campo propio.
Abrigaos, los partidos serán mayormente nocturnos y por mi
experiencia de muchos años yendo al fútbol, el frío te termina mordiendo.
Yo mientras me quedo mirando a la grada escuchando alguno de
los muchos himnos que he ido atesorando a lo largo del tiempo (ya os daréis
cuenta de que otra de las pasiones que tengo es la música).
Para este comienzo no se me ocurre ningún himno mejor que
una de las mejores canciones (si no la mejor) que se han escrito desde la noche
de los tiempos:
Together, Wendy, we can live with the sadness
I’ll love you with all the madness in my soul
Someday, girl, I don’t know when
We’re gonna get to that place where we really
want to go
And we’ll walk in the sun
But ‘till then, tramps like us, baby,
We were BORN TO RUN
¡Bienvenidos!
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