viernes, 20 de febrero de 2015

Cambios



Ante todo mucha calma.

No padezco, como algún lector pudiera pensar por la rápida publicación de una nueva entrada nada más publicar la primera, de hiperactividad.

Tampoco es que piense que la primera entrada haya tenido un éxito de crítica y público de tales dimensiones que justifique su inmediata continuación con una segunda por petición popular masiva.

Sí que quiero, en cualquier caso, hablar de cambios.

Este blog se empezó a publicar esta mañana en otra plataforma diferente. Ilusionado había publicado mi mensaje de bienvenida a todos aquellos que, imprudentemente, entrasen y leyesen lo que tenía que decir.

¿Cuál es el siguiente paso lógico? Convendrás conmigo estimado lector que hacer llegar la dirección de dicho blog a lo que vienen siendo los amigos para que puedan entrar, leerte y comentar.

Hecha la publicación y compartida la buena nueva con los colegas de ambos sexos quedas a la espera, nervioso, expectante, haciendo apuestas contigo mismo sobre quién será el primero en leerlo y comentarte algo sobre el contenido de tu escrito y/o sobre tu estilo al escribirlo.

Súbitamente el teléfono te silba para avisarte de que te ha llegado un mensaje (el por qué tanta gente hemos elegido el silbidito como tono de aviso podría ser objeto de estudio y reflexión en una serie de entradas posteriores si mereciera la pena, pero no lo merece).

Coges el teléfono, entras y te dispones a leer el mensaje, casi lamentando no tener que ponerte unas gafas para hacerlo ya que ese sería un detalle que le otorgaría al momento la debida pompa y circunstancia, y así, de sopetón te encuentras con lo siguiente:

¿Por qué sale un anuncio de un antídoto contra la impotencia?

Lo lees, lo relees incrédulo, respiras hondo, cuentas hasta diez, haces yoga mental y, una vez calmado, contestas a dicho mensaje con la moderación que te caracteriza:

J@puta!!!

¿Eso es lo único que te ha llamado la atención? ¿Nada sobre el contenido, el estilo o, aunque sea, el color de fondo? ¿Tú te llamas mi amig@? Permíteme que te diga que ¡¡¡por los cojones!!!

Pues de eso quería escribir, queridos lectores, del motivo del cambio de plataforma utilizada para hacer llegar al mundo mis perlas de sabiduría.

¡Ah! Y también de que tengo en oferta amig@s para intercambiar por otros que se fijen en lo fundamental de lo que ocurre en la película de la vida y que se vayan al baño en los anuncios en vez de otr@s que se pasan la película en el baño y sólo salen para ver los anuncios.

No es el tipo de música que me gusta, pero, puestos a que la experiencia resulte totalmente decepcionante, quizá esta entrada debería llevar de fondo a los Manolos cantando aquello de “Amigos para siempre means you’ll always be my friend”

Y una vez más: ¡¡Gracias amig@!!

2 comentarios:

  1. ¿Y si no te hubiese avisado? No crees que cualquier lector que no te conozca podría haber unido lo que dices en tu saludo de “soy un hombre de una edad indeterminada, si bien, por estadística pura, puede decirse que estoy ya en la segunda parte del partido…” y ese anuncio de un antídoto contra la impotencia, llegando a una conclusión que igual no se corresponde con la realidad, o que si así fuera debería quedar en la más estricta de tu intimidad. Igual priorizó la protección de tu persona sobre otra cosa, lo que le convertiría en un buen/a amigo/a.
    No se, no sé… conocedora de sus amigos/as de ambos sexos te diría que cualquier cosa puede ser posible.

    En fin, no he venido por aquí a defender a tu amigo/a, sino a decirte la grata sorpresa que me causó tu aventura bloggera. Admiradora de tu ironía, estilo directo y finales sutiles como latigazos, deseosa estoy de leer tus escritos.

    Tampoco es el tipo de música que me gusta pero ya que la propones me voy alegremente tarareando “No naino naino naino naino naino na, amigos para siempre”

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    1. Muchas gracias por tu bienvenida.

      Veo que, fiel a uno de tus rasgos y encantos, sigues siendo defensora de causas perdidas y abogada de los pobres.

      Pues nada, ahora que me he mudado al vecindario espero que nos veamos por aquí. Puede que en algún momento tenga que pasar a pedirte sal

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